Me temo que muchos de vosotros os encontráis chapoteando felices en el agua como un Alfred J. Cuack cualquiera. O lo que es mejor, hincando codo en barra de chiringuito esperando a que salga cayo y, así, tener más posibilidades de ganar la competición chiringuera de levantamiento de jarra. Por eso y por suerte para vosotros, esta semana no me compensa enrrollarme. A cambio, os amenizo la estancia con estampas playeras sin igual. ¡Feliz verano!
Admitánoslo.
Pisar arena fina o pedrolos del tamaño del islote Perejil nos la trae al pairo.
Soportar aires que se ponen o que se levantan, pues eso, nos la sopla. Nadar en
caldo de cocido Aneto o sorteando icebergs; o estar inquietantemente solos o
desesperadamente acompañados, nos importa un pimiento del tamaño de la huerta
murciana. Unas vacaciones necesitan de, al menos, unos días de playa para
parecerlo. Una playa necesita de variados atuendos para atraernos. En la
variedad está el gusto. ¿Tienes traje de baño? ¿Todavía no? Pues estas son sólo
algunas opciones.
Hoy en día quien no tiene bikini es porque no quiere. Aquí tenemos un claro ejemplo de traje de dos piezas totalmente artesanal y, además, biodegradable. Ya puedes decirle a tu abuela que, agradeces el gesto pero, no volverás a utilizar sus creaciones de ganchillo sin forro para lucir pezones. Definitivamente, utiliza la galleta del CD.
En nuestra obsesión por lucir pieles morenas, llevamos a cabo completas aberraciones en cuestiones estéticas. Si este verano quieres lucir un cuerpo libre de marcas y estás dispuesto a ser la diana de todas las miradas, tenemos la solución: Penekini es el anhelo de tu bronceado (se qué os váis a hacer esta pregunta: sí, por detrás, obviamente, es tanga). Las féminas, por defecto más que por acierto, por costumbre enseñan más, así que el repertorio es muy extenso. Me decanto por la versión chinesca.
En la arena, se hace dificil mantener la mirada a salvo. El instinto animal es lo que tiene, que aunque tengas a la mismísima Gisele Bundchen sentada en tu toalla esparciendo crema sobre tu espalda, tiras de rabillo de ojo hasta quedarte en estado semiestrábico. Si te preguntan por la turgencia de los, aparentemente, pechos operados de la chica del tanga morado; ¿cuál? Ah, no me he fijado...No temáis, hasta que Don Mariano diga lo contrario, la mirada es libre y el sentimiento profundo. Hay cosas a las que es imposible resistirse, a nosotras también nos pasa ¿o no, chicas?
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