Vergüenza. No lo acompaño de ajena porque en este fregado hemos pisado todos. Hasta el mismísimo corvejón. Los españoles, los catalanes y los que se consideran ambas cosas (sí, alguno habrá).
Lo del 1-O fue similar a cuando se forma un corrillo a las
puertas de un tanatorio. Entre lloros, los familiares se abrazan y se dan golpes de pecho a la vez que se escucha: “joder,
a ver si nos vemos en otros sitios, que solo nos juntamos cuando pasa alguna
desgracia”. Pues mira, a ver llamado antes de que sucediera lo inevitable. Si
solo nos juntamos cuando hay una muerte de por medio será porque cuando lo que
se respira es vida, ambos pasamos olímpicamente.