La diversidad cuece pero enriquece. Los elementos comunes son parte fundamental de una receta pero, sin duda, en la variedad está el gusto.
Nuestra cazuela tiene mucha capacidad, es de las grandes. De esas en las que caben muchos litros y permiten lograr récords Guinness. Dentro, hay sitio para rico marisco, hermosas fabes, saladas anchoas, pintxos variados, un chorreón de buen vino, arroz amarillento, carne de la buena, verduras de las mejores huertas, saborosos embutidos. Gazpacho, contundente cocido. Dulces plátanos y ensaimadas.Y, por supuesto, jamón. Y butifarra. Y pan tumaca.
Nota de editor: o uno de los muchos cocidos que hay como esta escudella que me apreté ayer mismo en Barna |
Mapa d´Espanya. Pere Noguera
El pastel se ha hecho con la ayuda de muchas manos y, como es lógico, todos quieren su parte. A unos les toca la guinda extra dulce mientras que otros tienen que contentarse con un pedazo del bizcocho con regusto quemado.
Podríamos engullir nuestro plato favorito una y otra vez. No nos cansamos nunca ¿a que sí? Hasta que te empachas y le coges asco. ¿Por qué El Bulli, antes, o Diverxo, ahora, logran el favor de los paladares más exigentes? Fácil: la multitud de sabores y la simbiosis de los más opuestos ingredientes.
No hay nada como mezclarse para lograr los mejores resultados. Dicen que de la mezcla de razas nacen los seres más bellos. Nosotros lo sabemos, por aquí han pasado muchos y, los que nos quedamos, en el fondo, no somos tan diferentes. Es bonito avanzar hacia el futuro mirando de reojo a la historia y, unos más que otros, tienen la suya propia. Hemos estado en bandos opuestos durante siglos y, ahora, presumimos de estar en el mismo cuando, en realidad, no existe mucha diferencia.
No tengamos miedo a pasarnos de cocción. No todo tiene que quemarse en el horno central. Hay muchos otros. ¿Tenemos miedo en escuchar a los comensales que son los que, al final, se comen la comida preparada por otros? Parece ser que sí, porque el principal problema está en que nuestros líderes, a pesar de contar con los mejores productos, son pésimos cocineros.
Dentelladas se dan muchas, pero ¿quién dará el último bocado? Mientras los gurús deciden (ya que son los únicos que pueden) enriquezamos nuestra cultura con una bonita muestra de trajes regionales. Son todos los que están pero no están todos los que son.
Dentelladas se dan muchas, pero ¿quién dará el último bocado? Mientras los gurús deciden (ya que son los únicos que pueden) enriquezamos nuestra cultura con una bonita muestra de trajes regionales. Son todos los que están pero no están todos los que son.
Si algo llama la
atención a simple vista, es la cantidad de ropajes que estas buenas señoras visten.
La instantánea fue tomada alrededor de las 14:30, en el momento en el que
terminaron de atarse las babuchas. Ya está bien, después de cinco intensas
horas. Vaya mañanita.
La tendencia total black está del todo presente aunque enfatizado por pinceledas de vivos colores.
Como buen gallego sabe, el paragüas es el complemento imprescindible.
Pongámonos en
situación: en breves instantes, esta pareja estará bailando la jota “la Virgen
del Pilar diceeeeee…”. Bueno, pues si la Virgen abriera ,milagrosamente, la
boca lo que diría es que revisaran el outfit para rendirle homenaje. Eso sí, hay
que reconocer que van preparados para las bajas temperaturas propias de tierras
aragonesas. Uno lleva la manta al hombro, ella opta por echársela por lo alto.
En Madrid, sobraos somos un rato
pero no así nuestro traje regional. Sobrao de lunares, sí. Los lunares son
tendencia, sobre todo en los armarios de primavera cuando San Isidro sale a
pasear. Además, es un recurso muy propio de las firmas low cost aptas de los
bolsillos populares, como las fiestas. Y los flecos del mantón de Manila. Y las flores en
el pelo pero no tanto en la solapa. Qué decir del patrón de vestido sirena tan imprescindible en toda prueba de novia. Madrid está de moda. Para que luego digan que somos algo provincianos.
Esto tiene mucho
arte. Por algo, el 90% de la población española se ha vestido de flamenco o
flamenca alguna vez en su vida. En este caso, la moda está por encima del
concepto de región y no será imposible ver a una guiri cangrejera vestida de
gitana en la Feria de Abril con una caraja de aúpa. Dentro de toda la
parafernalia hay una luz y brilla con fuerza desde las casas de costura de las firmas
de moda flamencas cada vez son más y mejores. Vicky Martín Berrocal ya no está sola.¡Olé!
A los hereus y pubillas,
les gusta el rojo. Pues mira, de primeras, no está nada mal. Tiñen sus
complementos en bermellón con origen en los campos catalanes y sus familias pagesas.
Si no llevas la barretina no eres nadie además de poder protegerte en caso de
que seas casteller. Aunque, en el caso de los anxeneta lo mejor es el casco.
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