Nuestra colaborador Melgui Fresh nos cuenta el método que usa para sobrevivir en la "JUNGLA"
Foto: Matt Webber |
Welcome to the jungle. Urban style (by Melgui Fresh)
O lo que es lo
mismo, Bienvenidos a la jungla. Y no me refiero a la jungla de asfalto, sino
justo debajo; a otro nivel. Es algo más profundo. Arraigado. Subterráneo.
En ella, habitan
seres de muy variadas especies. Todos coexisten en un mismo espacio lo que,
irremediablemente, hace que los enfrentamientos sean constantes. Marcar el
territorio es lo más importante y permanecer atento a cualquier movimiento que
pueda alterar tus costumbres: una máxima. Como en todas, en esta jungla, prima
la ley del más fuerte. No hay igualdad de condiciones ni, tampoco,
oportunidades. Tú eliges ser ganador o vencido. Aunque siempre puedes optar por
desarrollar la picaresca en su plenitud. Ten en cuenta que partes con ventaja,
eres español. Si no lo eres y lees esto, simplemente, thank you.
En mi jungla no
se ven leones, pero sí algún melenas. Nunca
me ha sobrevolado un papagayo, pero sí me he sentado al lado de una cotorra. No he tenido que medirme con un
antílope, pero he visto galopadas
memorables. Por suerte, ni rastro de serpientes, aunque sí hay muchos que dejan
su rastro. Hienas sí que he visto alguna, sobretodo en el momento de
alimentarse de la carroña. Bueno, y monos
y, también, monadas. En el Metro, hay
sitio para todos.
Foto: Matt Webber |
La pura
competición animal empieza en el mismo momento en el que sales de casa. Pensar
en la vida que te espera en la jungla condiciona tus pasos, NO te lo puedes
PERDER. Tiene que ser el convoy de siempre, el de las 6:40. Si no entras a
jugar en ese momento, quién sabe qué contrincantes te esperarán después. A
éstos ya los conoces, tienes estudiados sus movimientos, conoces al dedillo sus
costumbres. Sus puntos fuertes y, lo mejor, sus débiles. Una vez aceptas
participar un día más de la vida en la jungla tienes que tener los ojos bien
abiertos desde el principio. La colocación es vital. Elige bien tu sitio
porque, de lo contrario, estás perdido. Tu posición condicionará el desarrollo
de la jornada. Si no es buena, estás jodido. Te va a tocar pelear, asúmelo. Prepárate.
Empieza
imponiendo tu ley siendo el primero en pulsar el botón que abre las puertas a
la competición. Recuerda que tienes que esperar a oír el silbato y ver la luz
del interruptor en verde. No seas impaciente. No te arriesgues a anticiparte y
desvelar tus debilidades. Una vez abiertas, simplemente corre como si no
hubiera un mañana. Sube las escaleras de cinco en cinco. Qué digo, mejor de
siete en siete. Si por el camino pierdes enseres varios, da igual, así irás más ligero. Sin son dientes, también vale. Incluso si te clavas
el canto del escalón en la pantorrilla, sigue, como puedas pero sigue. No se te
ocurra amoldarte al ritmo del contrincante que llevas delante, aquí respetar la
distancia reglamentaria es irrespetuoso. Lo que procede en pisar con tesón el
tendón de Aquiles hasta el punto, incluso, de quitar la zapatilla y dispensar tu aliento en el cogote vecino.
Una vez superada la prueba de las escaleras, con el
trasbordo, llega lo bueno. Objetivo: coger asiento. Y, para colmo, no vale
cualquiera. Los de los extremos son, sin duda, lo más codiciados. ¿Motivo?
Fácil: a esas horas todos los animales de la jungla quieren planchar oreja. Así de simple. De cualquier forma, acomodar posaderas es el principal asunto de disputa. Eso lo sabréis todos. Por su
causa, se ven los enfrentamientos más feroces. Dentelladas, bramidos,
mordiscos, rugidos. Como poco. Nos tiramos como chinches a los camastros. Y
cuando lo consigues, te sabes vencedor. A pesar de que los asientos están diseñados
para faquires, miras a tu adversario rebordeándote en tu habitáculo como si fueras
Alberto Contador tumbado en un colchón Flex. Después de todo lo que has pasado para conseguirlo, ni se te ocurra caer en la tentación de cederle tu sitio a anciano/embarazada/niño. Qué se apañen, como hacemos todos. La jungla no entiende de privilegios.
Foto: Matt Webber |
Dicen que no
conoces bien una gran ciudad hasta que eres capaz de moverte como pez en el
agua por sus líneas de metro. Pues ¿qué queréis que os diga? Yo soy más
superficial. Mis 33 paradas diarias me dan la razón. Los que no lo usan lo ven apasionante. Claro. Es ideal, puedes leer. Pues, sinceramente, estoy hasta un sitio de tanto libro y, si me los leo, prefiero hacerlo en mi casa. En mi sofá con asientos de latex. De las trabas puestas directamente por la organización de la competición, hablaré otro día. Sólo daré un dato: antaño, el claim publicitario de este medio de transporte era "Metro de Madrid, vuela". Bien, pues ahora, demos las gracias de que por lo menos, anda.
Pero, ¡qué carajo! Si algo es innegable es que en el Metro se aprenden auténticas lecciones de vida. A lo que moda se refiere, ejemplifica el puro urban style. Todo vale. Cualquier cosa tiene cabida. Por eso, esta semana en nuestro ego-blog:
Urban Style made in underground.
Camisetas o sudaderas over size con mensaje
Clásicos modernos |
Baja tu autoestima y no te quieras tanto. No nos gusta marcar cinturita de avispa, lo que de verdad se lleva son las camisetas extra grandes 100 % algodón que empezaron siendo "para dormir" y se conviertieron en outfit dentro de tu look informal. Hacerte con ellas te será muy fácil, es uno de los regalos promocionales más baratos para las marcas. Incluso Coca-Cola tuvo su momento. Yo, personalmente, me quedo con las de los supermercados Covirán.
Extra: si no quieres renunciar a las marcas, Fruit of the loom será tu aliada. Eso sí, fijate que en la etiqueta haya, al menos, tres X.
Siempre hay un roto para un descosido
En ediciones anteriores ya hemos hablado de jeans pero, ahora, vamos más allá: sácale partido a tus rotos recurriendo a una amplia variedad de parches. Todo un acierto: no sólo solucionas un contratiempo sino que, además, te permitirá lucir diseños sin parangón. No importa que heredes los pantacas de tu hermano, con una buena selección de diseños, parecerá que siempre vas de estreno. Los más utilizados, rodilleras y coderas, pero sirven para cualquier lugar. ¡Adáptalas a tus necesidades! Los diseños infantiles tienen mucha tirada pero la variedad es asombrosa.
Pisando fuerte
Enduro o Salomón. Dos estilos, dos opciones. Lo que verdaderamente importa es que la magnitud de tu pies destaque sobre manera como si fueras la versión urbana del abominable hombre de las nieves.
Megatruco: El tamaño de la propia bota (no olvidemos que, originariamente, son de montaña) destaca por sí sólo pero, si no te es suficiente, rellena el hueco entre tu empeine y el propio zapato que bolsas de plástico, ¿por qué no?, también del Covirán. ¡No te lo pierdas, el efecto es total! Las Salomón, además, llevan cremallera para que la labor te sea más fácil.
"La moda es la última piel de la civilización" (Pablo Picasso)
Os dejamos con este video que resume el estilo de los usuarios del suburbano
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Vuelve MelguiFresh!!! Esto empieza a animarse de nuevo ;)
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