Halloween y sus muertos... by Iván Del Río

Iván Del Río reflexiona sobre esta fiesta "importada" y cada vez mas importante. Y debo decir que me ha convencido, por eso le invitamos ante la proximidad de la fecha, y se ha portado porque nos ha regalado esta genial ilustracion, mashupeando lo de aqui y lo de alli. Gracias Iván!!!

Me gusta mucho la fiesta de Halloween. Siempre me ha llamado la atención desde pequeño, cuando veía que en todas las series americanas había un especial. Sin embargo, en esa época de mi vida, el impacto de esa fiesta en España se reducía a eso... a la película en el cine, o al capítulo especial de la serie de moda.

Desde entonces, paulatinamente y a la vez que yo me he hecho más viejo, las calabazas han ido haciéndose su sitio también aquí, en estos pagos. Como tantas otras cosas que me hacen pensar que me hubiera venido bien nacer algo más tarde, me pilla algo a contrapié esta fiesta que florece más cada año para alegría de niños y niñas que tienen la ocasión de disfrazarse de monstruos, de asistir a fiestas en horarios más nocturnos que los habituales y de pedir caramelos a propios y a extraños.

Sin embargo, del mismo modo en que esto arraiga poco a poco cada año, es también frecuente leer u oir cada vez más comentarios negativos a cerca de Halloween. Sobre su intromisión en esas bonitas y extendidas costumbres nuestras que se ven cada vez más desplazadas (alguien sabe cuales son?), sobre el incordio que los molestos niños y niñas ocasionan a los sufridos vecinos que tienen que levantarse al día siguiente (ah, no, si es fiesta nacional!), o sobre el novelerío made in usa que nos es totalmente impropio (seguro...?).

Photo Credit: juhansonin via Compfight cc

Yo voy a contar porque a mi me gusta Halloween, y porque la mayor parte de esos argumentos que hablan de esta fiesta con tanta aversión me resultan absurdos. Me gusta Halloween porque es la única celebración en nuestro calendario que no tiene nada que ver con la Iglesia. Todas las demás, incluso el Carnaval, no son fiestas "paganas", Sino dictados católicos y romanos que siempre han tratado de decirnos que debemos celebrar y como. Me gusta porque los niños (que normalmente no necesitan celebraciones ni fiestas para pasarselo bien) disfrutan aqui como gorrinos y es de las pocas en las que, con la excusa de que debes acompañarlos pa que no vayan solos, puedes disfrutar exactamente igual que ellos lo hacen. Me gusta porque se trata abiertamente el tema de la muerte, recordándonos incluso a los más engreídos que "pallá vamos a ir todos". Los niños y las niñas también participan de ello, y no hay mejor manera de inculcarles con cierta suavidad aquello del "sic transit gloria mundi".

Photo Credit: shelbyursu via Compfight cc

Me gusta porque la fascinación por las "cosas de miedo" es de lo poco que aun conservo de cuando era niño. Pero también me gusta porque, ahora que voy ya cuesta abajo en mi rodada, camino de ser un viejo verde, la visión de muchachas y señoras disfrazadas de diablo o de bruja con sus medias de rejilla y sus botas de cuero me fascina igualmente.

En cuanto a su competencia con fiestas autóctonas propias de estas fechas, en mi casa, a parte de comer castañas y nueces poco más hubo nunca, la verdad. Ya se que están Doña Inés y Don Juan, pero oye, no tienen nada que hacer contra todo el vasto imaginario tenebroso que la cultura anglosajona ha ido acuñando y que el amigo Tim Burton tan bien sabe expolotar. De todas formas tampoco veo el problema en que las castañas y los don juanes cohabiten con las impías calabazas invasoras.

Sobre el deber de abominar de Halloween por el hecho de ser una americanada, pues... entonces, reneguemos también del rock, del blues, de los pantalones vaqueros, de Apple, de la coca-cola, y tantas manifestaciones e iconos que asumimos diariamente sin ser para ello tan absurdamente estrechos como lo somos con el pobre Jack O'Lantern.

Photo Credit: Brian Wilkins via Compfight cc

Me gustan las manifestaciones culturales del resto del Mundo. No veo ningún problema en participar de ellas. Y Halloween es guay. Como lo son las calaveritas mexicanas. el Tintililillo en Colombia, y tantas otras formas como existen en el mundo ese día de hacerle un guiño a lo sobrenatural y al polvo al que algún día todos volveremos. Así que dejemos de decir tonterías y que cada cual celebre el Samhain (=fin del verano) como le apetezca. Siesos!