Los bolardos de las calles de Rio de Janeiro tienen la forma perfecta para que Rodrigo Pereira los modifique de una manera tan chula.
Y me imagino que siempre habrá un imbecil que llamará a esta modificacion del hormigón gamberrismo, destrozo de los bienes públicos o cualquier majadería por el estilo.
Y me imagino que siempre habrá un imbecil que llamará a esta modificacion del hormigón gamberrismo, destrozo de los bienes públicos o cualquier majadería por el estilo.
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